Historia
Historia
La población de Astigarraga (lugar de arces o arcedo, derivado del sustantivo euskaro "astigar") se encuentra al Norte del Territorio Histórico de Gipuzkoa, sobre un altozano, en la orilla derecha del río Urumea, arropado por los montes de Txoritokieta y Santiagomendi. En la actualidad cuenta con una superficie de 11,46 km2, y linda al Norte, Sur y Oeste con Donostia-San Sebastián, al Norte y Este con Errenteria y al sur, también con Hernani. Hasta fecha reciente, el territorio de Astigarraga se correspondía con el del actual barrio de Santiago, desde la falda del monte hasta su cumbre. Por tanto, constituía un núcleo vecino pero independiente de las propiedades del Palacio de Murgia -antigua casa-fuerte-, por más que durante tiempo se sostuvo que conformaban un único espacio comunal.
Se atribuye por tradición que la Ermita de Santiago, en la cima del monte homónimo, fue la primitiva parroquia de la villa hasta la construcción de la iglesia de Nuestra Señora o Santa María de Murgia, anterior al siglo XIII, pero no hay pruebas documentales al respecto.
Entre su extraordinaria riqueza patrimonial, los señores de Murgia disponían de grandes extensiones de terreno, derechos de peaje en el vado de Ergobia (con lo que todos los que atravesaran el puente debían pagarles una cantidad), posesión de nasas sobre el río Urumea y titularidad del patronato de la iglesia de Nuestra Señora de Murgia. Se unieron a los parientes mayores en su desafío a las Hermandades de Gipuzkoa y, derrotados, su casa fue allanada como castigo por orden de Enrique IV de Castilla el año 1457.
En el siglo XV (año 1420) o XIV (1332), según los autores, los vecinos y moradores de Astigarraga firmaron una escritura de concordia con los señores de Murgia, doña Navarra Martínez de Oñaz y su hijo Pedro Martínez de Oñaz, por la que los primeros se comprometían a pagar a los señores 500 maravedís anuales, a asistir con dos mujeres de cada casa a la escarda, la limpieza del mijo y otras dos para los trabajos del trigo, y a poner un par de bueyes para la labranza y laboreo de las tierras señoriales. Durante los días de trabajo, la familia Murgia costearía comida y bebida. Por cada manada de puercos que pastasen en los montes de Murgia habrían de dar uno a los señores, pero los ganados de éstos no podrían pastar en los montes comunales de Astigarraga.
También se estipulaba que siempre que entre la vecindad se entablara pleito, los señores mediarían para la reconciliación de las partes, y si ello no fuera posible se remitiría su resolución al Alcalde de Aiztondo.
Los señores de Murgia liberalizaban el paso por el puerto de Ergobia y por todos los caminos de su jurisdicción las mercancías que portasen los vecinos y vecinas, y les aseguraban defensa y protección en todas las situaciones. Por último, los feudatarios tendrían derecho a nombrar sus propios jurados y regidores, pero nunca a pactar con otro señor .
Este documento de compromiso típicamente feudal nos informa sin embargo de la curiosa imbricación de ese tipo de relación con la dependencia a la Alcaldía Mayor de Aiztondo (de astestiguada existencia desde 1397 y una de las tres entidades mayores de Gipuzkoa), a la que sus vecinos y vecinas estaban inscritos junto con los de Asteasu, Larraul, Sorabilla y Urnieta.
Todo parece indicar que las diferencias con Asteasu, cabeza de la Alcaldía, empujaron a solicitar amparo a los señores de Murgia, al punto de aceptar esas draconianas condiciones.
La Alcaldía carecía de cualquier jurisdicción en el territorio de Murgia, que era directamente dependiente del corregidor y hermandad de la provincia. Se supone, pues, que Astigarraga se incorporó de "motu propio" en la Alcaldía Mayor para sustraerse al poder de los señores, aunque tiempo después, como acaba de verse, buscarían un nuevo equilibrio bajo la protección de los Murgia. En 1576 Felipe de Murgia intentó integrar su mayorazgo en Aiztondo, sin conseguirlo. Durante el siglo XVII se desgajaron de la Alcaldía Mayor de Aiztondo, Urnieta primero, el año 1615, y Astigarraga después el 26 de enero de 1660. La operación no fue fácil, y para sufragar los 2.000 ducados de vellón en que la corte tasó su independencia, los vecinos y vecinas tuvieron que hacer un gran esfuerzo, vendiendo tierras comunales y cargando impuestos sobre todos los productos, entre otras medidas. Al mismo tiempo que crea Ayuntamiento propio con alcalde y dos regidores o concejales, se concede a Astigarraga derecho a aportar seis representantes a las Juntas Generales de la provincia, en las que votaba en la posición sexagésimo segunda, compartiendo su plaza con el representante del Príncipe de Esquilache, Alcalde Mayor de Aiztondo, que siguió disfrutando de sus prerrogativas reales después de la desanexión.
Sin embargo, hasta 1840 Murgia y Astigarraga permanecieron escindidas, y ni los alcaldes de Aiztondo primero ni los de Astigarraga después tuvieron derechos de intervención sobre Murgia.
El año 1598 estaba ya en construcción la nueva casa concejil, con salón para asambleas y otras dependencias en alquiler, y para 1743 el Ayuntamiento y los vecinos deciden levantar una nueva en terrenos de la casa Atodo (hoy conocida como Atabo), sede hasta la fecha del consistorio.
Por acuerdo municipal del 30 de septiembre de 1941, Astigarraga es incorporado como barrio de San Sebastián; una Disposición aparecida en el Boletín Oficial del Estado del 17 de octubre de 1943 lo autoriza, y se simboliza en un acto solemne sobre la misma muga de ambas poblaciones el 29 de noviembre de ese mismo año.
Al final de la dictadura franquista, el pueblo de Astigarraga recupera la oportunidad de decidir su futuro y manifiesta, mediante referéndum del 30 de diciembre de 1984, su mayoritaria voluntad de retornar a la situación anterior a 1941. Poco después, el Ayuntamiento de Donostia-San Sebastián aprueba la desanexión, ratificada por Diputación y Juntas Generales de Gipuzkoa el 9 de Abril de 1987. Al fin, el 30 de junio de 1987 se constituye el nuevo Ayuntamiento democrático de Astigarraga.