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Atrás 20 de noviembre: Día internacional de los derechos de la infancia y la adolescencia
20·11·2020
REIVINDICAMOS EN EL DÍA INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS DE LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA:
La crisis creada por Covid-19 ha supuesto una transformación radical de las dinámicas sociales, con cambios en las formas y prácticas de nuestra vida cotidiana: ha establecido confinamientos, ha traído alejamientos de los seres queridos y hemos tenido que adaptarnos a un horizonte vital marcado por la incertidumbre de no saber cuál será la situación en unos meses. En el caso de los y las adolescentes, los ámbitos de su vida han sido desde la educación hasta la reconversión de las prácticas de ocio y sociabilidad. En unas pocas semanas, las vidas de millones de niños, niñas y adolescentes han cambiado drásticamente porque se han tenido que tomar medidas que tienen como objetivo frenar la epidemia del Coronavirus. Durante el encierro tuvieron que cambiar sus rutinas, sus formas de aprender y sus medios; perdieron los espacios para jugar al aire libre y el contacto directo con sus amigos, amigas y personas cercanas. Y en las decisiones tomadas por las autoridades, fueron los y las últimas en salir a la calle.
Las posibilidades de acceso a la protección, a los servicios básicos o a la alimentación, así como de fomentar su participación, están amenazadas de pérdida con el riesgo de que aumenten las violaciones de sus derechos. Asimismo, las familias se enfrentan a dificultades económicas, sociales y emocionales que requieren acciones inmediatas para reducir los efectos negativos y nocivos que pueden afectar al desarrollo integral de los niños, niñas y adolescentes.
Se otorga para la pérdida de los derechos y riesgo de los niños, niñas y adolescentes en las siguientes áreas:
- Pobreza: las dificultades económicas derivadas de la suspensión de actividades económicas y la reducción significativa del empleo están haciendo que aumente la dificultad para satisfacer las necesidades básicas de estas familias.
- Protección: la inestabilidad de las estructuras familiares, el aumento de la presión, el estrés y la inseguridad aumentan la probabilidad de que se produzca violencia doméstica y abuso (sexual). También está aumentando el riesgo de sufrir acoso cibernético porque los niños y adolescentes dedican más tiempo a internet.
- Educación: los cierres escolares y la escolarización a distancia (en formato digital) suponen un cambio en el proceso de aprendizaje y no todos los niños, niñas y adolescentes pueden recibir la misma ayuda para realizar tareas cotidianas en este nuevo formato.
- Participación: las posibilidades de participación e intervención de niños, niñas y adolescentes se reducen considerablemente y hay poca información en formatos amigables para ellos.
- Ocio y salud: la capacidad de jugar libremente es limitada; los niños, niñas y adolescentes no tienen acceso a sus compañeros y compañeras y a las relaciones mutuas habituales. Esto puede dañar su salud física y mental.
- Apoyo y conciliación: los servicios de cuidado de la infancia están cerrados y las redes no familiares no están funcionando de forma estable. La situación es especialmente complicada para las familias en las que los padres, madres o cuidadores/as trabajan en el sector sanitario o en los servicios de urgencia.
- Discriminación: el acceso a la ayuda educativa y a las opciones asistenciales no está garantizado para todos y todas. La integración también es más difícil. Niños, niñas, adolescentes y familias afectadas por múltiples factores estresantes se ven especialmente dañados/as.
Aunque habrá pandemia, los gobiernos locales mantienen sus obligaciones en función de lo que dice en la implementación la Convención sobre los Derechos de la Infancia y la Adolescencia, por lo que, en este periodo, es importante proteger al máximo a los niños, niñas, adolescentes y sus familias.